Siempre me ha gustado caminar. Dar paseos por el campo, practicar senderismo, realizar rutas por la montaña…
Hoy en día la mayor parte de los desplazamientos los hago a pie. No utilizo el coche apenas para nada, sólo para lo imprescindible. Esto es, para aquellos casos en los que el trayecto andando no es practicable por la distancia a cubrir o cuando la carga que tengo que transportar me supera para poder llevarla andando.
Así es como entiendo la filosofía del uso del coche: utilizarlo para lo imprescindible.
Pasaron cinco años desde que me saqué el carné de conducir hasta que tuve coche propio y me lo compré por circunstancias laborales.
Si pudiera ir de casa al trabajo andando, en bicicleta o en transporte público no me hubiera comprado coche.
Y, en estos momentos, eso es el coche para mí: un instrumento de trabajo. Nada más. Apenas lo utilizo para otra cosa.
No es que no me guste conducir, simplemente que veo que no me es necesario para el resto de desplazamientos que hago a lo largo del día o cuando no estoy trabajando.
Bien, después de esta introducción, ¿a dónde quiero llegar?. Pues sencillamente a que me parece que hoy en día se está haciendo un abuso y un mal uso del coche.
Hay gente que parece que apenas sabe dar un paso. Todos sus desplazamientos los realiza en coche y no se da cuenta del daño que está haciendo al medio ambiente y a sí misma.
Si nos paramos a pensar cuántos trayectos a lo largo del día podríamos hacer caminando o, si la vía es adecuada, en bicicleta, en vez de usar el coche, no dejaríamos de sorprendernos.
Nos hemos vuelto una sociedad cómoda que participa de la cultura de lo inmediato. Nunca estamos satisfechos con lo que tenemos. Siempre queremos más y que nos cueste el mínimo esfuerzo. Nos hemos vuelto verdaderamente cómodos. Es verdad, para qué andar, que me canso, si puedo ir en coche… ¡Craso error!.
Andar es unos de las prácticas más saludables y que requiere menos esfuerzo. Viene bien para el cuerpo y para el medio ambiente, es decir, es una actividad sana que no contamina. Es barata y no gasta como el coche. En vez de combustible, quemas calorías. A demás, entras en contacto con el medio ambiente. No ves pasar los objetos a través de un cristal.
Veamos algunos ejemplos:
¿Cuántas veces hemos visto a las salidas de los colegios los típicos embotellamientos debidos a esa costumbre tan peligrosa de estacionar en doble fila cuando los padres y madres van a recoger a sus hijos en coches? Planteo esta pregunta: ¿No pueden ir andando o utilizar el transporte público?
Muchos me contestarán argumentando, que el horario o la combinación del transporte, no es adecuada y no les queda más remedio que utilizarlo. Hasta ahí de acuerdo. Nada que objetar. Pero, ¿cuántos de esos padres tendrán una segunda opción (ir a pie o en transporte público) y por comodidad no la utilizan?
Pienso lo mismo a la hora de recoger a un familiar en la estación de trenes o autobuses (no menciono los aeropuertos, porque es un caso bien distinto). Los fines de semana el tráfico en esas zonas es tremendo
Otra situación que se da con frecuencia sucede cuando los empleados acuden a un mismo centro de trabajo con el mismo horario y todos siguen el mismo recorrido. ¿por qué los trabajadores no hacen la intención de quedar e ir a recogerse unos a otros turnándose, en vez de utilizar un vehículo por persona?.
En los parkings de algunas administraciones premian a los funcionarios que siguen esta política con un descuento en el tiempo de estacionamiento.
Un caso parecido a éste se da cuando familiares y amigos acuden a eventos en común, como pueden ser bodas, bautizos, comuniones, cenas de empresa…
¿No es más fácil, utilizar menos coches con más ocupantes? Y aquí a parte de la contaminación, también entra la seguridad del individuo, porque recordemos que en estos sitios se suele beber.
Un caso que me produce cierta contradicción, son aquellas personas que pudiendo ir andando o utilizando el transporte público acuden al gimnasio o al centro deportivo donde entrenan en coche. Si vas a ejercitar el cuerpo ¿qué te supone caminar un poco más?
También ver los parkings de las Universidades repletos de coches me da cierta lástima. ¿A cuántos de esos estudiantes no les será imprescindible utilizar el coche y acuden con él todos los días a clase?
En fin, se me ocurren tantos otros casos que se podrían mencionar… pero no pretendo aburrir a nadie. Ni mucho menos demonizar al coche.
No hace falta decir lo que ha supuesto el coche para el desarrollo de la sociedad actual. La autonomía que ha aportado, la reducción de tiempos, la logística en el transporte.
No, no va por ahí el sentido de esta crítica. No se critica al instrumento, sino a la mala utilización del instrumento y las consecuencias que puede acarrear su uso indiscriminado en la contaminación del planeta.
Supongo que muchos no estarán de acuerdo conmigo y que argumentarán que con los horarios y las distancias, esto de dejar de utilizar el coche en los desplazamientos no es tan sencillo.
De todas formas, animo a realizar la siguiente reflexión.
Una legua supone el camino que recorre una persona andando durante una hora. Este camino que, obviamente varía en función de muchas circunstancias, está estimado en unos 5,5 Km. De esta manera, se deduce que, asumiendo los condicionantes (trayecto, terreno, edad de la persona, paradas inesperadas, etc…), un individuo es capaz de recorrer caminando 1 km. en 10 minutos a un ritmo de marcha normal. ¿Cuántos de los desplazamientos que realizamos a diario que perfectamente se pueden cubrir a pie en un tiempo razonable, los realizamos con el coche? ¿Por qué esa manía de depender de los vehículos a motor y no ser autosuficientes en nuestros desplazamientos? ¿Suponen mucho invertir (no perder) unos minutos de más en nuestros itinerarios cotidianos?
En fin, no pretendo convencer a nadie ni imponer ningún pensamiento, aunque en algunos momentos el discurso haya podido resultar algo duro. Al final, cada uno hará con su vida lo que quiera, pero hay que recordar que este espacio lo compartimos todos y si no somos conscientes del mal uso y abuso que hacemos del coche a diario y no intentamos cambiar este mal hábito, tarde o temprano todo esto nos pasará factura.
Quiero terminar con una cita que leí en un artículo de un períodico que trataba sobre la contaminación del planeta:
el mayor error es no hacer nada porque tan sólo se piensa que se puede hacer muy poco
Dicho de otra manera, para qué voy a no contaminar, a reciclar, a cuidar el medio ambiente si los demás no lo hacen.
Si continuamos manteniendo esta postura, nunca avanzaremos.
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